Ayer no fue un buen día. Me levanté y sólo con encender el móvil me llegó una mala noticia que me hizo pasar el día decaída. Afortunadamente tengo amigos que se preocupan por mí y uno de ellos me invitó a tomar algo por la tarde. Me apetecía un chocolate caliente con churros, y como él me había propuesto salir por Barcelona, hicimos el intento de ir a La Dulcinea, de la cual ya hablé en el anterior artículo.
El problema fue que al llegar allí había una cola que literalmente daba la vuelta a la esquina, así que nos dimos la vuelta y decidimos ir al bar que nos había recomendado su tía: Els 4 Gats. Éste se trata de un local muy típico y emblemático de Barcelona situado en pleno casco antiguo, en una callejuela que sale a la conocida y transitada Portal de l'Àngel. Desde sus inicios como cervecería cabaret, Els 4 Gats se ha convertido en uno de los núcleos principales del Modernismo y de la ciudad en general.
Antes de ir ya había oído resonar este nombre en boca de otros, aunque debo reconocer que decepcionó. Para empezar, es un local más pequeño de lo que esperaba encontrar, y sólo llegar el camarero que nos atendió dijo que no tenían mesas, cuando en la entrada había una totalmente disponible, así que sin tan sólo preguntar nos sentamos. Luego resultó que el precio del chocolate con churros era desorvitado (5,20), o al menos así me lo parece a mí, y cuando pregunté si en vez de chocolate podía ser suizo (chocolate con nata) dijeron que no tenían de eso. Al final conseguimos que nos trajeran el chocolate (demasiado espeso para mi gusto) con algo de nata por encima, aunque poco duró.
Independientemente de la mala experiencia como consumidora, debo admitir que el lugar es muy acojedor y no sólo sirve para pasar una tarde agradable, sino que también es un sitio al que ir a comer. Els 4 Gats es ahora un restaurante que sigue manteniendo su estilo Modernista ofreciendo platos de cocina con un toque bastante sofisticado para quien le guste ese estilo, aunque el precio del menú no es de los más baratos.
Realmente, y por desgracia, no es el lugar donde yo iría a comer ni el que recomendaría en primera opción. Ayer cumplió más o menos con su cometido y nos permitió resguardarnos al calor de un chocolate con churros que, a mi modo de ver, dejaba mucho que desear.
Aún así, para un sector de la población más propio del barrio del Born es posible que sea una buena opción en la que sumergirse al ambiente de principios del siglo XIX. Para más información, podéis consultar su página web en el siguiente enlace.
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